El misterio de las catedrales
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“Este libro constituye un sorprendente y revelador estudio sobre las obras maestras del arte gótico, así como un compendio de la sabiduría hermética.
Obra poblada de símbolos y referencias a los más diversos aspectos del conocimiento, El misterio de las catedrales es uno de los libros más fecundos y enigmáticos de toda la historia.
Bajo el nombre de Fulcanelli, se publicó Le Mystère des cathédrales (El misterio de las catedrales) en 1926, y Les Demeures philosophales (Las moradas filosóficas) en 1930. Estas obras intentan descifrar el simbolismo alquímico de varios monumentos, como la catedral de Notre-Dame de París, la catedral de Amiens, el Hôtel Lallemant de Bourges, el obelisco de Villeneuve-le-Comte, etc. Inspiraron al esoterista Robert Ambelain para escribir Dans l'ombre des cathédrales, publicado en 19391.
Los dos libros publicados bajo el seudónimo de Fulcanelli fueron prologados por Eugène Canseliet (1899-1982), que se presentaba como discípulo de Fulcanelli en alquimia, e ilustrados por el pintor y ocultista Jean-Julien Champagne (1877-1932), antiguo alumno del pintor Gérôme. Le Mystère des cathédrales y Les Demeures philosophales fueron reeditados por Éditions des Champs-Élysées en 1957 y 1960, y luego en 1964 y 1965 por Jean-Jacques Pauvert.
La obra de Fulcanelli es discutida por historiadores como Robert Halleux y Didier Kahn, que rebaten la pertinencia de una interpretación alquímica de los edificios estudiados.
SOBRE EL AUTOR
En cuanto a la identidad de Fulcanelli, se han barajado varias hipótesis sobre la persona oculta bajo este seudónimo, que también podría ser una combinación de los nombres Vulcano y Elías2.
Eugène Canseliet, autor de los prefacios a los dos libros de Fulcanelli y que se presentaba como discípulo en alquimia de Fulcanelli, nos dice que frecuentó a Fulcanelli de 1916 a 1922, y que presenció una transmutación en 1922, en Sarcelles. Según él, Fulcanelli nació en la primera mitad del siglo XIX, quizá en 18393. Dedicó su vida a la alquimia y a la realización de la Gran Obra, el sueño de los alquimistas, es decir, descubrir los secretos de la piedra filosofal que permiten la transmutación del plomo en oro y vida eterna.
Canseliet cuenta que volvió a ver a su maestro en 1953 en Sevilla (se dice que éste le dijo: "¿Me reconoces?"), cuando Fulcanelli debía de tener 113 años. En su introducción a las obras publicadas con el nombre de Fulcanelli, Canseliet afirma que Fulcanelli se benefició del "Don de Dios" (Donum Dei), lo que significaría que descubrió los secretos de la vida eterna y alcanzó la inmortalidad.
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