Bolívar - Hombre-Cumbre

Esta nueva semblanza de Bolívar, que no es una biografía más, se destina a la juventud de los países bolivarianos y está construida con singular destreza, Nada falta y nada sobra en sus páginas, de alcance didáctico sin ser superficiales, donde campean una gran masa de conocimientos y un idioma bien gobernado. Al valorar su precisión y sobriedad pensamos que realmente un minuto de síntesis requiere muchos años de laborioso análisis.

Sólo quien, como Salcedo-Bastardo, a más de una panorámica visión humanística domina la parábola vital del Padre de Cinco Repúblicas, puede trazar un cuadro con pareja economía de estilo y con tanta penetración del personaje. El carácter de Bolívar, su marco histórico, su ideología, sus grandezas y sus miserias, aparecen reflejados con amorosa lealtad. Cruzamos los capítulos del libro como el Paseo de los Libertadores de Caracas con la diferencia de que no encontramos pétreas levitas sino pasiones de hombres de carne y hueso.

Hay episodios fascinantes. El viaje a pie con don Simón Rodríguez, como el joven Telémaco con el prudente Néstor, en busca del mundo antiguo y el descubrimiento de Napoleón. La proyección de la muerte de la esposa adolescente, María Teresa, vestida para el sepulcro con su traje de brocado de seda blanco bordado en plata, sobre el destino de América. El terremoto de Caracas, cárdeno y pavoroso, como en el cuadro de Tito Salas, presentado por los frailes monárquicos como castigo del cielo contra las ciudades emancipadas. Las razones que movieron a la contrarrevolución contra la Segunda República de Venezuela, en el alma de los desposeídos. El gesto del Gran Mariscal Antonio José de Sucre al arriar en el templo del Sol el pendón de Pizarro, símbolo del Imperio Español, clavado en el Cuzco durante tres siglos. El diálogo en la pobre casa de Pativilca cuando el cadáver viviente en que se tornara el Libertador le anuncia a don Joaquín Mosquera que su propósito en medio de esa sin par desolación no es otro que vencer...

El mayor reparo contra el proceso emancipador radica en que puso todo su énfasis en la libertad política pero dejó intactas las estructuras de la injusticia social y de la dependencia económica. Conviene por eso subrayar esta observación de Salcedo-Bastardo: "La revolución social bolivariana se entiende como un programa efectivo de superación que contempla otras dos vertientes complementarias:

su campaña educativa, sin precedentes en la administración americana. Nunca hasta entonces un gobierno, en cualquier país de América, fue más civilizador. Y la otra base quería él situarla en la justicia agraria: en el reparto de tierras, en la dotación de medios apropiados y suficientes par el sustento de la nueva ciudadanía. Era un programa serio. Digno del estadista que se dirigía a la entraña de la vieja situación que, para reemplazar a ésta presentaba el esquema orgánico y pleno de un nuevo orden".

Se requiere la brújula de Salcedo-Bastardo para no extraviarse como Pulgarcito en el bosque de la bibliografía y de la documentación bolivarianas. No es ese el menor mérito de "BOLIVAR: HOMBRE CUMBRE", obra que por la vasta difusión que tendrá en nuestros pueblos puede mirarse desde ahora como un valioso aporte a nuestra historiografía. Jorge Padilla, Embajador de Colombia en el Perú. Lima, 11 de enero de 1982. Fuente: 1º y 2º solapa del libro