Crítica de la facultad de juzgar

“La crítica de la facultad de juzgar suele pasar por la Estética de Kant. Quienes se aproximan a ella descubren, sin embargo, no sólo una estética, sino también un tratado de teleología y bosquejos para un sistema de la filosofía, con lo cual la unidad de la obra y la función de sus partes se vuelven realmente enigmáticas.

Esa obra, junto con las otras dos Críticas de Kant, es uno de los puntos culminantes del pensamiento filosófico moderno. Ella versa sobre una facultad de la conciencia humana que tiene por tarea anticipar y buscar; en la multiplicidad de las cosas que nos salen al paso, su unidad en totalidades armoniosas, sea que éstas, como las obras de arte y los productos  técnicos, hayan sido producidos por una  inteligencia en vistas a un fin, sea que ellas, como los organismos naturales y la naturaleza en su conjunto, sólo puedan ser consideradas como si fueran tales pro-ductos. Gracias a esa manera de ver, puede la Critica de la facultad de juzgar unir los resultados de las dos Críticas anteriores en un sistema de la filosofía, en tanto ella avista al mundo natural, conocido por la razón teórica, como una totalidad creada por la inteligencia divina, en vista de la realización de los fines morales dictados por la razón práctica.

Esa síntesis genial de algunos de los temas fundamentales de la filosofía explica la extraordinaria repercusión de esta obra en grandes artistas y científicos, así como en la génesis del idealismo alemán en su conjunto. Ella sigue siendo una obra indispensable del pensamiento filosófico.”

Sobre el traductor

Pablo Oyarzún estudió filosofía, historia y literatura en la Universidad de Chile y filosofía en la Universidad J.W Goethe (Frankfurt). Es profesor en Chile y ha sido profesor visitante en la Universidad Simón Bolivar de Caracas. Ha publicado ensayos, artículos y traducciones sobre filosofía, estética, crítica de arte, literatura, cultura y política, entre ellos los textos estéticos de Kant. Actualmente es vicedecano de la Facultad de Artes en la Universidad de Chile. Fuente: solapa de la portada